Salud medioambiental
pediátrica
Salud y medio ambiente
Tanto el estado de salud como el de enfermedad son el resultado final de la interacción variable de dos determinantes, uno endógeno, constitucional y en ocasiones hereditario, y otro exógeno o medioambiental. Cada uno de ellos está constituido por multitud de factores, unos pocos conocidos y desconocidos la mayoría. La población pediátrica es especialmente vulnerable a los factores contaminantes medioambientales (MA), que ocasionan efectos adversos en la salud a corto, medio y largo plazo.
En los inicios del presente milenio, nuestros niños habitan un mundo muy diferente al que todos los padres y pediatras desearíamos. Globalmente, más de 10 millones de niños menores de 5 años mueren cada año y más de 150 millones sobreviven con secuelas irreversibles que hipotecan la calidad y años de vida. El 98% de la morbimortalidad ocurre en los países subdesarrollados. La pobreza, terrible, y evitable, es un contaminante MA social que prepara el territorio de la insalubridad y la malnutrición, porque los principales asesinos del primer lustro de vida actúan: enfermedades perinatales, neumonías, diarreas y malaria.
En los países occidentales, los avances tecnológicos/industriales (potabilización del agua, medidas de saneamiento/alcantarillado, higiene alimentaria, inmunizaciones, cadena del frío, etc.), han controlado las patologías infectocontagiosas y por déficits nutricionales, por lo que ha disminuido la mortalidad infantil y se han alargado las expectativas de vida. Pero el ascenso, en la mayoría de países desarrollados, del modelo socioeconómico neoliberal aboca a la progresiva e imparable industrialización, con la subsiguiente contaminación y polución EA. Esta globalización está modificando la composición y empeorando la calidad de los hábitats naturales donde viven nuestros niños y niñas.
La creciente conciencia social por los efectos adversos en la salud humana de los contaminantes MA antropogénicos ha propiciado que durante la década pasada varios organismos e instituciones internacionales ( Organización Mundial de la Salud , UNICEF , Unión Europea , US EPA , Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente , etc.) priorizan avanzaron el estudio de las interacciones entre medio ambiente y salud. Propician un enfoque pluridisciplinar y sugieren a los gobiernos y colectivos implicados la creación de las bases y los marcos legales y jurídicos, y el destino de los fondos económicos necesarios para que la salud EA en general y la pediátrica en particular sean realidades en un futuro próximo.
Salud medioambiental pediátrica
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud medioambiental pediátrica (SMAP) como «los aspectos de la salud pediátrica, incluyendo la calidad de vida, determinados por la interacción de los agentes MA físicos, químicos, biológicos, psíquicos y sociales. Así como los aspectos, teóricos y prácticos, para evaluar, corregir, controlar y prevenir los factores MA que afectan negativamente a la salud de las generaciones presentes y futuras».
Esta nueva, emergente y necesaria subespecialidad pediátrica, constituye, según la OMS, uno de los principales y más importantes retos sanitarios del presente siglo. Engloba, tangencialmente, el diagnóstico y el tratamiento, y fundamentalmente la detección y la prevención de las enfermedades infanto-juveniles causadas por la exposición preconcepcional, periconcepcional, transplacentaria y postnatal a los contaminantes EA físicos, químicos, bio-
lógicos y sociales. También aborda la creación de espacios saludables para los niños en los lugares donde nacen, crecen, juegan y aprenden. Para dotarla de contenidos teóricos y prácticos, es necesario desarrollar estrategias para analizar, identificar, divulgar y resolver los problemas de la SMAP en unidades o secciones especializadas y centros de excelencia ( Pediatric Environmnetal Health Speciality Unit , PEHSU).
La OMS también coordina e impulsa la Alianza por Ambientes Saludables por los Niños ( Healthy Environments for Children Alliance , HECA), entidad internacional con el fin de conocer y reducir los riesgos EA, potenciar las políticas regionales, movilizar recursos y catalizar acciones urgentes y mantenidas.
Vulnerabilidad infantojuvenil
La mayor vulnerabilidad pediátrica, y especialmente infantil, en los contaminantes EA queda reflejada en que más del 40% de la carga global de las enfermedades atribuidas a los factores de riesgo EA, recaen en niños menores de 5 años, que sólo representan el 10 % de la población.
Las causas de la vulnerabilidad pediátrica son las siguientes: a) inmadurez biológica (anatómica y fisiológica); b) mayor tasa metabólica-energética; c) patrones típicos de conducta (permanencia a ras de suelo y actividades mano-boca); indefensión social frente a signos de alarma; mayores expectativas de vida; nula participación en decisiones MA. Esta vulnerabilidad queda perfectamente reflejada en el riesgo potencial frente a un agente cancerígeno EA: se incrementa por 10 cuando actúa en los dos primeros años de vida y por 3 entre los 3 y los 15 años. Hay que formar a los pediatras para que tutelen, vigilan y mejoren esas condiciones MA, transformándolas en espacios saludables para nuestros niños.
Referencia y texto original (con permiso):
Ferrís J, Ortega JA, Berbel O, Garcia J. Salud medioambiental pediátrica. Pediatr Catalana [Internet]. 2006;66(3):92–104. Disponible en: http://webs.academia.cat/revistes_elect/view_document.php?tpd=2&i=2397